El presidente Javier Milei tiene la intención de instaurar un nuevo sistema para medir la pobreza a partir de 2025, según lo anunció la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Este nuevo índice, llamado “Capital Humano”, no se basará en los ingresos, como ocurre con el método tradicional del Indec, sino en indicadores relacionados con la educación, la salud y el acceso a oportunidades laborales. Aunque el gobierno lo presenta como una herramienta innovadora, ha sido criticado por varios sectores, que lo ven como un intento de manipular las cifras para reforzar su discurso político.
El anuncio se hace en un momento crucial. Solo una semana antes, el gobierno declaró que la pobreza había bajado al 38,9% durante el tercer trimestre de 2024, una cifra que contrasta con el 52,9% registrado por el Indec en el semestre previo. La rapidez con la que se reporta esta “mejora” ha generado dudas, especialmente después de que la Universidad Católica Argentina (UCA) también revisara sus propios cálculos, ajustándolos para alinearse con un acuerdo reciente con el Ministerio de Capital Humano.
Esta situación ha alimentado la desconfianza, sobre todo cuando se compara el optimismo oficial con la realidad que viven millones de argentinos. Un informe del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) reveló que el 76,5% de las familias en situación de pobreza ha reducido su consumo de alimentos, mientras que un 40,5% de los niños padece malnutrición. Estos datos ponen en duda la narrativa del gobierno, que insiste en que sus políticas están logrando una reducción sostenible de la pobreza.
La propuesta del nuevo índice de Capital Humano, que se aplicaría junto con el sistema tradicional del Indec, ha sido vista por muchos como un intento de generar cifras “a la medida” del relato oficial. Expertos han señalado que este sistema permitirá al gobierno mostrar mejoras que no necesariamente reflejan la situación real. Un analista en estadística social opinó que “esto es un ajuste de números, no de políticas”, cuestionando la validez y la rigurosidad del nuevo enfoque propuesto.
En medio de un creciente malestar social, la introducción de este “índice paralelo” corre el riesgo de socavar aún más la confianza de la población en las estadísticas oficiales. Mientras el país enfrenta una crisis estructural de pobreza, la sociedad demanda políticas concretas que aborden las causas fundamentales del problema, y no cifras manipuladas que intenten ocultarlo.
“Fuente: https://www.agencianova.com/nota.asp?n=2024_12_24&id=147301&id_tiponota=4”.