Los recientes informes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina y de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima en 2024 subrayan la urgencia de enfrentar el cambio climático con acciones decisivas. Según estos reportes, el año pasado fue uno de los más cálidos registrados en la región, y estuvo marcado por eventos extremos que provocaron graves consecuencias económicas y ambientales.

La OMM destacó que en América Latina y el Caribe la temperatura media fue 0,90 °C más alta que el promedio del período 1991-2020, situando al 2024 entre los años más calurosos registrados. Entre los episodios más graves figuran las intensas sequías en la Amazonía y el Pantanal, devastadores incendios forestales, inundaciones en el estado brasileño de Rio Grande do Sul y el impacto del huracán Beryl en Centroamérica. Asimismo, el informe confirmó la desaparición del glaciar Humboldt en Venezuela, y alertó sobre la rápida disminución del hielo andino.

El análisis del SMN revela que Argentina vivió su segundo año más cálido desde 1961, con una anomalía térmica de +0.54 °C. Durante los meses de enero y febrero se registraron olas de calor prolongadas, mientras que en julio se produjo una intensa ola de frío. Las precipitaciones se redujeron en un 4,6%, lo que agravó la sequía en regiones como el Noroeste Argentino y Cuyo. Estos fenómenos reflejan una tendencia regional y global hacia un clima cada vez más extremo y variable.

Ambos organismos coinciden en señalar el aumento sostenido de las concentraciones de dióxido de carbono (CO₂) a nivel global. En 2024, se alcanzó un récord de 420 ppm, lo que representa un incremento del 151% respecto a la era preindustrial. En Argentina, las estaciones de monitoreo de Ushuaia y Marambio también registraron máximos históricos en sus mediciones mensuales.

Los informes resaltan cómo el cambio climático está afectando la seguridad alimentaria y energética. Sequías, inundaciones y temperaturas extremas comprometen la producción agrícola y las cadenas de suministro. La OMM propone mejorar los servicios climáticos como una forma de enfrentar estos desafíos.

No obstante, también hay señales positivas. La OMM destacó el crecimiento de las energías renovables en la región: en 2024, casi el 69% de la electricidad generada provino de fuentes limpias, con un notable aumento del 30% en la capacidad instalada de energía solar y eólica respecto al año anterior.

Ante este escenario, los datos proporcionados por la OMM y el SMN refuerzan la necesidad de una estrategia regional coordinada, mayor financiamiento para la adaptación y el abandono de posiciones negacionistas. La ciencia es clara: si no se toman medidas urgentes, los fenómenos climáticos extremos y sus impactos sociales y económicos seguirán en aumento.

Camino a la COP30

La 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), programada para noviembre de este año en Belém, Brasil, se presenta como una cita clave para el futuro de la agenda climática mundial. El evento ocurre en un momento decisivo, con la selva amazónica en el centro de las discusiones sobre mitigación, adaptación y financiación climática para los países en desarrollo, así como el impulso de tecnologías limpias.

Uno de los principales objetivos de la COP30 será establecer reglas claras para el artículo 6 del Acuerdo de París, fundamental para el funcionamiento de los mercados internacionales de carbono. Este acuerdo, adoptado en 2015, establece el compromiso de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 ºC, y de continuar los esfuerzos para limitarlo a 1,5 ºC respecto a niveles preindustriales.

La reglamentación de este artículo permitiría a los países intercambiar emisiones y financiar proyectos de mitigación, impulsando así la transición hacia economías más sostenibles y con menor huella de carbono.

Sin embargo, esta necesidad de cooperación contrasta con las posturas climáticas de algunos gobiernos regionales. El presidente estadounidense Donald Trump, retomando su línea anterior, anunció el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, aunque la salida no se hará efectiva hasta 2026, por lo que su país aún podrá participar en la COP30.

En sintonía, el gobierno argentino liderado por Javier Milei ha mostrado actitudes similares. Aunque no se ha concretado su salida del acuerdo, el presidente calificó a la agenda ambiental como un engaño, se manifestó en contra de la evidencia científica sobre el cambio climático y retiró la delegación argentina de la COP29 celebrada en Bakú, dejando al país sin representación en negociaciones internacionales clave sobre financiamiento climático.

Fuente: https://revistatrinchera.com/2025/04/15/aumento-record-de-temperaturas-y-eventos-extremos-la-crisis-climatica-en-argentina-y-latinoamerica/