La situación de los jubilados es crítica, verdaderamente desesperante. Siempre han sido tratados como la variable de ajuste por este gobierno, por la administración de Alberto Fernández y por todos los gobiernos anteriores. Muchos se ven obligados a elegir entre comer o comprar sus medicamentos, y en algunos casos deben decidir qué medicinas pueden pagar y cuáles no. Esto sin mencionar a quienes reciben la jubilación mínima, que es insuficiente para cubrir sus necesidades básicas.

 

Nadie puede vivir dignamente con 350.000 más un bono de 70.000 que reciben desde hace dos años. Ese monto no alcanza. Para sobrevivir, muchos dependen de la ayuda de sus familias: hijos, hermanos e incluso nietos. Esta es la cruda realidad de los jubilados en Argentina, un problema que nunca ha sido resuelto de manera efectiva.

 

Cuando Cristina Kirchner intervino en la ANSES, lo hizo para incluir a tres millones de personas que no cumplían con los requisitos para jubilarse. No estoy diciendo que el Estado no debiera asistirlas, pero esa asistencia debería haberse gestionado fuera de la ANSES, permitiendo que este organismo se enfocara exclusivamente en quienes habían realizado sus aportes de manera regular y cumplían con la edad requerida.

 

La situación actual es insostenible. Por eso, en la manifestación de este miércoles se vio tanta gente mayor. Incluso, una señora de 87 años cayó violentamente al suelo tras ser empujada por la policía. En el calor del momento, es probable que el oficial haya actuado sin medir las consecuencias. En situaciones de tensión, a veces las acciones no son reflexivas, especialmente cuando se trata de un policía cuya función es restablecer el orden público.

 

Sin embargo, el caso de los barrabravas es completamente diferente. Estos grupos son violentos por naturaleza, como lo sugiere su nombre. Por eso, Argentina es el único país del mundo donde no se permite la presencia de público visitante en los partidos de fútbol. Incluso hubo un período reciente en el que no se permitió ningún tipo de público en los estadios.

 

Los barrabravas llevan la violencia a donde van. ¿Qué hacían manifestándose junto a los jubilados? ¿Por qué nunca se los vio protestando al lado de los jubilados durante los gobiernos de Alberto Fernández o Cristina Kirchner? Nunca se los vio, pero este miércoles aparecieron de repente.

 

Esto me sorprendió, especialmente porque algunos sectores políticos critican la represión policial. ¿Qué debería hacer la policía en una situación de violencia de esa magnitud? ¿Qué haría cualquier Estado en el mundo? Debe actuar. Es su función. Si no lo hace, pierde su razón de ser. Aunque el presidente Milei no crea en el Estado, situaciones como estas demuestran su necesidad.

 

Otro episodio grave ocurrió dentro del recinto de la Cámara de Diputados, donde legisladores terminaron a golpes. Diputadas peleando, tirándose agua entre ellas. Y lo más sorprendente es que pertenecían al mismo bloque oficialista, La Libertad Avanza.

 

Uno de los diputados involucrados en la pelea, Óscar Zago, fue el primer presidente del bloque de LLA y ahora lidera un bloque aliado al Gobierno. ¿Cómo se llegó a este nivel de violencia entre quienes deberían debatir civilizadamente sus ideas? ¿Cómo llegamos, como país, a semejante decadencia?

 

El único antecedente que recuerdo de una situación similar ocurrió cuando Mauricio Macri envió una ley de reforma jubilatoria para modificar la fórmula de los aumentos. En aquel entonces, Leopoldo Moreau encabezó una sublevación en el recinto y le arrebató el micrófono al entonces presidente de la Cámara, Emilio Monzó. No recuerdo otro momento en el que la Cámara de Diputados haya sido escenario de semejantes escenas de violencia.

 

La violencia estuvo presente tanto dentro de la Cámara de Diputados como fuera del Congreso. ¿Por qué el presidente Javier Milei no reflexiona sobre esto? ¿Por qué no reconoce, por ejemplo, que debería expresarse de manera más pacífica? Porque la violencia en las palabras termina derivando en violencia en los hechos. Y muchas veces, el Presidente se expresa de manera violenta.