
En medio de un escenario global marcado por el proteccionismo comercial impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, Argentina recibió un duro revés esta semana. Brooke Rollins, secretaria de Agricultura de la administración republicana, anunció que Estados Unidos “no importará más carne de Argentina”, en línea con la política de priorizar a los productores locales bajo el lema “America First” (“Estados Unidos primero”).
La declaración de Rollins, emitida durante una entrevista en Fox News, refuerza la postura de Trump de proteger los intereses económicos internos, incluso a costa de relaciones comerciales establecidas. “La gente eligió a este presidente disruptivo para que ponga a Estados Unidos primero, no a India, no a China, no más carne de Argentina, no más lácteos de Canadá”, afirmó la funcionaria, subrayando el respaldo que tendría la medida entre agricultores y ganaderos estadounidenses.
Impacto en Argentina: ¿Un freno a las exportaciones clave?
Aunque la Casa Blanca aún no ha detallado cómo implementará la restricción, el anuncio podría significar un duro golpe para el sector agroindustrial argentino, que en 2024 exportó a EE.UU. bienes por 6.454 millones, generando um superávit comercial de 229 millones a favor del país sudamericano, según datos de la consultora Focus Market.
El sector cárnico, aunque no es el mayor rubro de exportación (el energético lidera con un 36%), es estratégico por su valor agregado y su inserción en mercados de alto poder adquisitivo. Además, la medida podría extenderse a otros productos agroindustriales, como vinos y miel, que también dependen del acceso al mercado norteamericano.
Rollins defendió la política de Trump asegurando que más de 70 países están buscando renegociar acuerdos con EE.UU., aunque no aclaró si Argentina tendrá margen para evitar el recorte. El gobierno de Javier Milei, que promueve una apertura comercial y alineamiento con Occidente, enfrenta ahora un dilema: buscar alternativas en otros mercados o presionar para mantener el acceso a EE.UU., un socio clave.
Mientras Trump apela al discurso nacionalista para consolidar su base electoral, Argentina deberá evaluar cómo compensar un posible retroceso en sus ventas externas, en un contexto económico ya frágil. La incertidumbre comercial global y el avance del proteccionismo en las potencias marcan un desafío adicional para la gestión libertaria.
El anuncio de EE.UU. refleja una tendencia mundial hacia el unilateralismo económico, donde los acuerdos multilaterales pierden peso frente a las agendas domésticas. Para Argentina, esto implica no solo un riesgo inmediato para sus exportaciones, sino también la necesidad de diversificar mercados y reforzar alianzas en un escenario cada vez más volátil. La reacción del gobierno de Milei será clave para mitigar el impacto en un sector que, históricamente, ha sido uno de los pilares de la economía nacional.
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